LA INTERACCIÓN COMO BASE PARA LA COMUNICACIÓN
- Los padres, en un primer momento, inician las interacciones ofreciendo una respuesta a las primeras necesidades de los niños (de alimentación, higiene, protección y consuelo...) Y con ello, al meterse en el mundo del bebé le están ayudando a descubrir al otro y darse cuenta de que hay alguien que le ofrece una respuesta.
- Necesitamos que los niños nos descubran. Si realizamos los juegos y las rutinas siempre de la misma forma, comenzamos a ser predecibles, ellos saben lo que va a suceder y pueden provocar esa interacción. Ese interés por algo que le produce placer lleva a que las acciones se repitan y se produzca el "descubrimiento del otro" como "aliado" en sus juegos o actividades preferidas.
- Este descubrimiento será fundamental en el desarrollo de la comunicación ya que ésta debe ser bidireccional: uno inicia y el otro responde y la interacción continúa alternando las respuestas de uno y otro en base a un interés común.
- Los niños pueden manifestar diferentes formas de comunicación: llanto, gritos, rabietas, la mirada, la instrumentalización del adulto, el señalamiento, la palabra...Cada niño puede encontrarse en un nivel distinto de comunicación, pero para que "conecten" con nosotros, para que se produzca la comunicación, siempre debe existir una motivación común. El niño podrá tomar la iniciativa en la interacción, en base a las experiencias compartidas con el adulto.
¿Qué ocurre cuando hay una alteración en el desarrollo?
- Las necesidades de los niños son las mismas, pero las conductas que muestran y la razón de dichas expresiones no lo son. Debemos reflexionar: ¿por qué, a pesar de que nosotros ofrecemos respuesta, sin embargo, no conseguimos la interacción con nuestro hijo. Aunque sabemos que cada niño con TEA es único, con un conjunto personal de capacidades y dificultades propias, también sabemos que en mayor o menor medida, todos presentan un conjunto de dificultades: (las vimos en el vídeo de la semana anterior).
- Les cuesta prestar atención a las personas (COMUNICACIÓN).
- No están motivados por interactuar con otros niños o adultos (SOCIALIZACIÓN).
- Aunque disfrutan con los objetos o juguetes los utilizan de forma inusual o repetitiva y pueden manifestar dificultades a nivel de conducta: rigidez de pensamiento o estereotipias (CONDUCTA).
- Pudimos ver en la sesión anterior que la interacción entre el niño y los padres en un desarrollo evolutivo normal, tiene lugar de forma natural . Y esto es así porque el bebé viene al mundo programado desde su nacimiento para interactuar con el mundo que le rodea, para explorar y experimentar con los objetos, pero sobre todo, para mirar, oír e interaccionar con las personas que les rodean. Esa es su actividad preferida. Es un ser social por naturaleza y es así, como van descubriendo el mundo que les rodea.
- El bebé con TEA no muestra tanto interés como los demás niños por mirar e interactuar con los demás. Las investigaciones apuntan que vienen al mundo menos "sintonizados" hacia el resto de las personas y les parece más interesante y predecible la interacción con los objetos. Con lo cual, el bebé con autismo se pierde muchas de estas oportunidades de aprendizaje social (las caras, los gestos, los tonos de voz…) que son fundamentales para el desarrollo de la comunicación. No comprenden que con su conducta pueden modificar la de los demás.
- ¿Por qué ocurre esto? Sólo decir que tiene que ver con dificultades a nivel cerebral, existen áreas del cerebro especializadas en los aspectos del aprendizaje social como el contacto visual y las respuestas emocionales al otro, que no funcionan como sería de esperar. Y se producen, además, menos conexiones neuronales en regiones del cerebro relacionadas con los sentidos de la vista, el oído y el tacto que hacen que el niño no encuentre sentido a las percepciones, a la información que le llega por estas vías por lo que, no son capaces de dar una respuesta ajustada al medio, especialmente, en lo relacionado con el aprendizaje social y la comunicación.
- Afortunadamente, a edades tempranas el cerebro posee una gran plasticidad y una gran parte de su desarrollo se va a producir después del nacimiento, por lo que con las estrategias y las experiencias adecuadas, podremos acercarlo al camino que se recorre en un desarrollo evolutivo típico. Sabemos que sus formas de comunicación son distintas, muchas veces no son ni naturales ni espontáneas. Vosotros los padres, vais a tener que tener que trabajar para que aparezcan, vais a tener que provocarlas, enseñarlas.
- Y esto es lo que vamos a empezar a hacer: ayudaros a desarrollar estrategias que os faciliten la interacción con vuestros hijos teniendo como punto de partida la observación. Sabemos que los niños aprenden de las experiencias vividas con los demás. Si ellos, como hemos dicho, tienen dificultades para prestar atención a las personas, tendremos que ayudarles en este aspecto para que no se pierdan ninguna experiencia de aprendizaje.
¿QUÉ HACER PARA QUE EL NIÑO PRESTE MÁS ATENCIÓN A LAS PERSONAS?
(Pinterest)
1. Descubrir qué le llama la atención.
- La mayoría de los niños con TEA se sienten motivados por manipular objetos, y realizar efectos de interés con sus objetos favoritos. Para poder iniciar interacciones debemos conocer qué le gusta en los diferentes momentos del día. Qué le interesa hacer en la rutina del baño, comida, juegos… momento de parque, antes de acostarse….
- Nuestro objetivo será generar el mayor número posible de interacciones vinculándolas a las actividades gratificantes y favoritas en los diferentes momentos del día.
2. Posicionarse bien para captar su interés.
- El adulto tiene que ser flexible para buscar la mirada del niño. Ir al encuentro con su mirada. Tenemos que colocarnos de frente, a su altura, cara a cara. El rostro es fundamental para entender las intenciones, sentimientos y expresiones de los demás.
- Los niños con TEA no se fijan en los demás y esto les dificulta poder entendernos. Hay posturas de los niños que facilitan el encuentro con la mirada del adulto:
- Tumbado boca arriba- en momentos de cambio de pañal, de juegos interactivos en la cama, sofá. Nos va a permitir conectar con su mirada más fácilmente.
- Tumbado sobre las piernas del adultos en momentos de cosquillas, canciones con las manos y dedos…
- Sentados en el suelo o en una silla en momentos de juegos con los objetos. El adulto se colocará enfrente a su misma altura.
- Momentos del baño, es conveniente que estemos de rodilla y enfrente para que nos vea mejor.
- Sentados en” puf de bolitas” los niño pueden sentirse cómodos para ver una cuento o para cantar.
- Sentados en la trona para comer. El adulto se situará en otra silla enfrente de él para interaccionar mientras le ofrece la comida.
- De pie .Debemos cuidar la posición del adulto, bajando a su altura y colándonos enfrente al vestirles, y desvestirles, al ponerles el abrigo… Cuando se dirigen a nosotros para mostrarnos algún objeto…
3. Definir la zona óptima de confort social.
- La distancia natural para que un niño se sienta a gusto suele ser la distancia que corresponde cuando alargamos el brazo y podemos tocar la cara del niño y los objetos que se encuentran entre nosotros. Si observamos que nuestra cercanía le incomoda debemos alejarnos y acercarnos progresivamente. Observaremos si manifiesta comportamientos de rechazo (da la espalda, retira la mirada…) respetándolo.
- Con los padres está distancia, en muchos casos, no es tan importante. El vínculo emocional les permite mayor aceptación.
4. Eliminar distracciones.
- Sabemos las dificultades de integración sensorial que muestran los niños con TEA, por eso, es importante cuidar el ambiente, eliminando todos los distractores del niño en los momentos de interacción. La TV, ordenadores, tablets pueden dispersarles por los efectos de luz, color, sonido….
- El exceso de juguetes, no les permite centrar su actividad. Es preferible ordenarlos en cajas transparentes.
- En las situaciones de interacción con una persona es preferible respetar este tiempo sin intrusión de los otros.
5. Unirse al interés del niño y a su iniciativa.
- Cuando intentamos jugar con los niños es frecuente que pretendamos llevar su atención sobre aquello que a nosotros nos interesa. Tenemos que hacer justo lo contrario, prestar atención a lo que él está haciendo, mirando... porque los niños aprenden mejor si sus padres hablan sobre algo en lo que ellos están interesados.
- Practicaremos la escucha activa: nos colocamos delante, hacemos contacto visual, le pasamos los objetos que le quedan lejos, le ayudamos en su juego, narramos lo que está haciendo, imitamos sus acciones...Ponemos la atención en lo mismo que él. Esta atención compartida es clave para el aprendizaje, en ese momento el niño prestará más atención a nuestros gestos, sonidos, palabras.
¿Para que nos comunicamos?
- 1. PENSAMOS: nos separamos en grupos y partiendo de la observación que durante la semana hicistéis de vuestros hijos, reflexionamos sobre las siguientes cuestiones:
- Hasta ahora hemos estado hablando de cómo se comunican los niños o sea formas de comunicación. Hemos visto que los niños se comunican no sólo a través de palabras, si no con gestos, acciones, sonidos, rabietas... Observar cómo se comunican nos ayudará a desarrollar su potencial y enseñarle otras formas de comunicación poco a poco.
La comunicación puede ser:
- Pre-intencional: El niño no se comunica intencionalmente sino que envía mensajes que nosotros interpretamos (por ejemplo, se coloca delante de la puerta). No es su intención comunicarse con nosotros si no, expresar su malestar, jugar, estimularse...
- Intencional: El niño entiende que sus respuestas o comportamientos producen un efecto en las personas que le rodean (por ejemplo, lleva de la mano a la mamá para que le abra la puerta). Es una comunicación intencional para:
- Protestar o rechazar: no con gesto, lloro.
- Para pedir o para obtener información (señalamiento).- Responder a gestos sociales (saludo) y ejecutar órdenes sencillas.
- Al principio, la comunicación suele tener como finalidad satisfacer sus necesidades o deseos y para ello, modifican la conducta de los otros, ejercen una regulación. Pero debemos ser conscientes de que esta regulación es bidireccional. Desde bebés nosotros estamos regulando sus ritmos biológicos, facilitando entornos para que las emociones no se desborden. Pero, nuestros hijos también nos regulan a nosotros. Ellos intentarán rechazar aquello que no desean o no les gusta de distintas maneras: con los gestos, el llanto, apartando de un manotazo, abandonando...Somos nosotros los que debemos ofrecer una respuesta acorde a su negativa. Por ejemplo: les enseñamos a protestar, decir "no" (con la cabeza) como forma de interacción.
- ¿Qué ocurre con los niños que presentan trastornos de la comunicación? Hemos dicho que se centran en los objetos y tienen menos interés por comunicarse con las personas. Por esa razón los padres continúan, a medida que crece, satisfaciendo todas sus necesidades antes de que las pida ya que entienden que tienen que tomar todas las decisiones por él.
- Y esto es un gran problema ¿por qué? Si el niño no tiene interés en las personas y además se lo dan todo hecho, ¿Qué motivos va a tener para comunicarse? Tenemos que conseguir que tomen la iniciativa en la comunicación. El nivel de exigencia dependerá del nivel de comunicación de cada niño. Para algunos será suficiente que se acerque al lugar donde está el objeto de deseo, a otros les pediremos, por lo menos, que instrumentalicen al adulto para conseguirlo, otros serán capaces de señalar y otros incluso de nombrar.
- Insistimos, debemos adaptarnos a su nivel de comunicación e irle pidiendo un poquito más cada vez. No debemos anticiparnos si no que, observamos y ofrecemos respuesta. Para el desarrollo de estas adquisiciones, el niño, atraviesa diferentes etapas:
- Etapa de los intereses propios: no piden, envían mensajes directamente a otros. Por ejemplo: quieren salir y se colocan delante de la puerta esperando.
- Etapa del pedidor: Instrumentalizan al adulto cuando desean algo y saben que por sí mismos no lo conseguirán. Por ejemplo: Te llevan (empujan), llevan tu mano. Es el momento de enseñarle a señalar moldeando el dedo índice y tocando el objeto de su deseo a modo de "más".
- Etapa del comunicador: Inician la petición. Son conscientes y utilizan el gesto o la palabra.
2. ANALIZAMOS: en el siguiente vídeo cómo trabajar la iniciativa del niño en la petición.
(Ver a partir del minuto 2:16)
CLAVES PARA PROVOCAR LA PETICIÓN
- Hacer menos para que el niño haga más: debemos hacer esfuerzos por no adelantarnos a las necesidades del niño y darle tiempo para elaborar su petición. Tenemos que conseguir que el niño se comunique a lo largo del día y en diferentes actividades.
- Esperar que el niño mande una señal antes de darle lo que desea. De esta manera hará que se desarrolle el repertorio de conductas comunicativas del niño (mirada, gesto con la mano, sonidos de protesta…) y que asocie que cada una de esas formas envía un mensaje y le proporciona lo que desea.
- Crear muchas oportunidades para practicar. A veces los niños tienen acceso a todo y no necesitan pedir ayuda, decimos es que es muy independiente. No, es que no nos necesita. La idea consiste en crear situaciones en las que el niño tenga que comunicarse y eso lo haremos en todas las situaciones y rutinas diarias.
Estrategias para provocar la Petición.
Come un alimento delante de él …trozos pequeños/ Juguetes de piezas...se los damos de uno en uno. Si jugamos con los puzles, en vez de volcar todas las piezas, nos quedamos con ellas y a medida que nos mire o extienda la mano se las vamos dando de una en una mientras las nombramos (el oso, el caballo...)De manera que nos tenga que buscar para conseguir la siguiente pieza. Podemos darle a elegir entre dos piezas buscando su gesto con la mano. Decimos: ¡ah quieres el oso, tómalo! Para no desmotivarlo otras veces le damos sin esperar a que lo pida. | |
Colocamos objetos de su interés (comida, juguetes...) a la vista, pero fuera de su alcance o en cajas transparentes. Si el niño coge la caja y se queda ahí o empieza a protestar, nosotros nos colocamos frente a él para facilitar el contacto visual y preguntamos ¿Qué quieres? Si hace breve contacto visual, acerca la caja, hace un sonido...decimos ¡ah el coche, quieres el coche!. Lo sacamos de la caja y se lo damos. | |
Le ofrecemos juguetes atractivos que necesiten de la ayuda del adulto para ponerlos en marcha o jugar con ellos. En cuanto el niño empiece a mirar o hacer estallar las pompas, cierre el frasco. Espere que le pida de alguna manera abrirlo de nuevo o sopla pompas para conseguir su atención. Haga una pausa. Obseve si el niño le mira, hace algún sonido para pedir...y continúe el juego. | |
Iniciamos un juego de interacción y en un momento dado congelamos la acción. Iniciamos las cosquillitas y en un momento dado paramos. Esperamos una señal por su parte (mirada, movimiento con el cuerpo, sonido...) y decimos ¡más cosquillitas! Continuamos. Si no lo hace preguntamos ¿quieres más? o movemos los dedos de las manos como para hacerle cosquillas y mirándole a los ojos esperamos su respuesta. Si no lo hay, continuamos las cosquillas y lo intentamos de nuevo. | |
Trabajamos la elección. Podemos ofrecerle dos alimentos o juguetes: uno le gusta más que el otro. Los sostenemos frente a él y preguntamos: ¿Cuál quieres? Esperamos a ver si alarga la mano en dirección al objeto deseado y se lo damos diciendo: si, Hugo quiere el coche. O bien podemos acercarle el que no le gusta para obligarle a protestar o rechazar empujándolo con la mano y decimos ¡no, Hugo no quiere la plastilina y le ofrecemos la otra opción. |
Imágenes tomadas de "More than words"
3. PRACTICAMOS: Vamos a practicar con la rutina de la comida. ¿Qué podemos hacer? (haz clic en las imágenes para ampliar la diapositiva)
- TAREA: Cuando tienes claro qué cosas le gustan a tu hijo/a, también sabes cómo puedes motivarlo a comunicarse:
- ¿Con que cosas prefiere jugar?
- ¿Cuál es su comida favorita?
- ¿Qué tipos de juegos motores le divierten más?
- ¿Con quién le gusta más estar?
- A veces dan señales muy claras, pero en otras ocasiones necesitarás observar a tu hijo/a para descubrir sus preferencias. A veces, las cosas que le gustan son difíciles de comprender (correr por la casa, tirarse al suelo y rodar un coche, esconderse en rincones…) pero veremos que también, en muchos casos podemos utilizarlos para la comunicación. Si nos servimos de aquello que le interesa, aumentan las probabilidades de que nos preste atención, de que nos descubre y nos deje participar porque para ellos es algo agradable.
- Cada momento de la vida de su hijo le brinda la oportunidad de ayudarlo a aprender a comunicarse.
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