Recordamos la teoría del iceberg para explicar las comportamientos de muchos niños autistas. En el iceberg hay una parte que vemos, la conducta que a veces no es adaptativa, no es propia para la situación y edad del niño. Este comportamiento que vemos, se sustenta sobre una serie de características o dificultades que tiene el niño relacionadas con la comunicación, la comprensión del entorno, el estado de salud o la sobrecarga sensorial. Por lo tanto, es la consecuencia de un mal proceso de integración sensorial.
VÍDEO: Para empezar a entender este tema, vemos un vídeo que nos va a ayudar a entender cómo se puede sentir un niño cuando su procesamiento sensorial no es el adecuado y los grandes esfuerzos que tiene que realizar para autorregularse. Intentaremos explicar algunos aspectos básicos sobre la integración sensorial que os permitan observar esos comportamientos desde otra perspectiva, que os ayude a comprender un poco el por qué de sus comportamientos, y a partir de ahí prevenir y modificar el ambiente para facilitar el día a día de vuestros hijos adaptándonos a sus características personales y favoreciendo la dinámica familiar.
Aunque la integración sensorial es un tema bastante complejo, muy desconocido todavía, sin embargo el procesamiento sensorial es la base de multitud de tareas complejas a las que se enfrenta un niño en su desarrollo.
Como se puede ver en esta imagen, los sistemas sensoriales están en la base de la pirámide y se desarrollan durante el primer año de vida. En el siguiente tramo se desarrollan otros, como la planificación del movimiento (praxias), el equilibrio, el esquema corporal y la integración sensorial. Y sobre esta base se apoyan otras habilidades más complejas como la atención, la motricidad fina o la autonomía.
Si el desarrollo de los sentidos y la integración de la información que éstos nos proporcionan no se desarrolla adecuadamente, el resto de habilidades que sustentan sobre ellas podrán verse más o menos afectadas pudiendo llevar a que el niño tenga una conducta desadaptada que se manifieste a la hora de aprender, hacer amigos, elaborar juego, ser autónomos para lavarse las manos, vestirse...
Por lo tanto, los sentidos son la base. Esto es lógico si tenemos en cuenta que nosotros estamos constantemente recibiendo estímulos que vienen de nuestro propio cuerpo (tacto, propioceptivo y vestibular) y del exterior (auditivo, vista, olfato, gusto) y por lo tanto, nuestro cerebro tiene que organizar, priorizar filtrar toda esa información para poder tener una respuesta acorde, una respuesta adaptada a la situación y propia de su edad.
En el caso de los niños con TEA, hay estudios que demuestran que un porcentaje muy alto de ellos presenta desórdenes de la integración sensorial que hace que su comportamiento interfiera de alguna forma en la vida diaria del niño, en su día a día y por lo tanto en la dinámica familiar (por ejemplo en cortarse las uñas o el pelo, ir a supermercado, ir a un lugar con mucha gente, etc.).En otros casos, los niños pueden tener simples preferencias sensoriales, pero no llegar a impactar en su día a día.
- 1. ¿Qué es la integración sensorial?
Es el proceso neurobiológico responsable de organizar las sensaciones que uno recibe del cuerpo y del entorno, para poder responder y funcionar adecuadamente en relación a las demandas ambientales (Dra Jean Ayres).
Para entender este proceso vamos a analizar dos posibles situaciones:
Situación 1: Estoy en la cocina de casa y registro un estímulo (un roce en mi espalda y escucho unos pasos). Yo lo interpreto (será mi hijo, mi marido, etc.) y doy una respuesta adaptada (me doy la vuelta tranquilamente, le doy un beso, etc.).Situación 2: Estoy en un callejón, por la noche, sacando dinero de un cajero. Siento el mismo estímulo (un roce en mi espalda y escucho unos pasos). Registro la información que llega de los sentidos y la interpreto (es una situación de peligro.) Luego tengo una respuesta adaptativa: siento miedo, me doy la vuelta bruscamente, empujo, etc.
Si al registrar e interpretar la información, no lo hago adecuadamente puedo tener una respuesta desadaptativa, por ejemplo en la cocina, girarme bruscamente y darle con la sartén, o en callejón, no asustarme. Por lo tanto, es importante tanto la recepción e interpretación del estímulo como el conocimiento de la situación. Ante el mismo estímulo, damos respuesta diferente según la situación.
Las dificultades en la integración sensorial pueden afectar en dos aspectos:- En la capacidad para regular el nivel de alerta
- En el desarrollo de praxis, de respuesta (problemas para planificar un movimiento que se refleja por ejemplo para manejar los cubiertos, atar los cordones, etc.) .
Nivel de alerta:
El nivel de alerta es nuestro estado general de activación, tanto físico como psicológico. El nivel óptimo de alerta es aquel que nos permite afrontar la actividad que estamos realizando de la mejor forma posible. Por ejemplo, conducir por el centro de la ciudad, no requiere la misma activación que leer un libro a nuestro hijo por la noche.
Si estamos muy nerviosos somos incapaces de focalizarnos hacia la información relevante e inhibir los estímulos distractores y, por lo tanto, de aprender.
Si estamos muy cansados o despistados, tenemos el mismo problema., porque nuestro Sistema Nervioso Central necesita cierta cantidad de estimulación tanto activadora como relajante para poder regular nuestro estado de alerta.
La mayoría de personas gestionamos y modulamos los estímulos del día a día para autorregularnos y adaptarnos a las diferentes circunstancias que se nos presentan sintiéndonos bien, tranquilos, atentos, con la capacidad de aprender, es decir, manteniéndonos en un nivel de alerta óptimo, aunque fluctúe durante el día (por la mañana o después de comer estamos en un nivel de alerta inferior que en otros momentos del día).
Nosotros mismos buscamos la forma de autorregularnos con estímulos que nos regulan y que van a depender mucho de nuestro perfil sensorial. Hay gente que para regularse se sentará en el sofá, se tapará con una manta y leerá un libro; otra gente se machacará en el gimnasio, otro se morderá la uñas; otro se dará un paseo o escuchará música…Y posiblemente a pesar de poner en marcha algunas acciones que nos ayuden a regularnos, alguna vez nos salgamos del nivel de alerta óptimo (por ejemplo, gritemos desproporcionadamente ante una situación que no lo merecía o que me quede dormido en una situación que no era del todo adecuada).
El problema se produce cuando un niño está constantemente fuera, bien por encima o por debajo del nivel óptimo. Cuando un niño pasa mucho tiempo por fuera del rango medio, nos puede hacer pensar que algo está pasando, porque no está regulado y eso está interfiriendo en su día a día y no le permite hacer las cosas de la forma que se espera para su edad.
- Cuando un niño está por debajo del nivel de alerta, realiza las tareas de forma lenta o las deja sin terminar. Por ejemplo a la hora de la comida, el vestido o contestar preguntas, parecería que está siempre en las nubes, que no se entera de lo que pasa a su alrededor. Está cansado, despistado y desconectado.
- Cuando el nivel de alerta está alto, el niño está excitado: coge, trepa, habla, toca, gira, hace ruiditos...Es decir, no para, se muestra nervioso y se irrita por cualquier cosa.
Un niño que está en el nivel de alerta óptimo, es un niño tranquilo, atento, con los ojos abiertos y centrado.
2. ¿Cómo recibimos la información?
La información nos llega a través de los sentidos. Nos centraremos en los sentidos más desconocidos, pero que a su vez desempeñan un rol fundamental en la regulación, ya que según se integre la información, el niño se podrá regular o no hacerlo, saliendo de la zona óptima de alerta.
- Sentido del tacto:
Es el órgano más grande del cuerpo, es decir, recibimos la información por todo el cuerpo, no podemos evitar tocar o que nos toquen, no podemos dejara de sentir.
Estas características no deberían ser un problema, excepto si los niños no regulan bien la información táctil y la registran con demasiada intensidad o con muy poca, porque en función de eso dan una respuesta que posiblemente no sea la esperada. Por ejemplo:
- Si el niño recibe mucha información: es como si al darle un masaje con una pelota con pinchos, lo registrara como si los pinchos fueran alfileres.
- Si el niño recibe demasiada poca información: es como escribir con guantes de nieve, si no tengo tacto, no siento el lápiz y por lo tanto es muy difícil.
Este sentido está íntimamente relacionado con:
- El desarrollo socio-emocional: en nuestra sociedad abrazarnos y tocarnos forma parte de las relaciones. Si me molesta que me toquen, esto afectará a mi desarrollo social y emocional.
- Habilidad y desarrollo del esquema corporal.
- Habilidades orales, oro-motoras, motrices y manuales.
- Protección de los estímulos dañino. La sensación de dolor se siente por medio de este sentido.
- Planificación motora: pasos a ejecutar para abordar una tarea.
Características de los niños con hipo o hipersensibilidad táctil:
- Niños con poco registro (hipo): Suelen buscar sensaciones, por lo tanto suelen ser muy tocones, al jugar con témpera u otras texturas no le alcanzan las manos y se extiende por todo su cuerpo, chupa de todo, juegan a empujar, etc..
- Niños con mucho registro (hiper): no les gusta que le echen crema, lavarse los dientes, peinarse, ducharse y que le caiga el agua por la cabeza, les molestan las etiquetas de la ropa, los calcetines, la ropa apretada, pudiéndose distraen fácilmente. Además suelen evitar estar en lugares con gente muy cerca pudiendo empujar a otros niños, suelen preferir tocar a que le toquen de repente...
A veces en la escuela están tranquilos, pero en casa están irritables porque las sensaciones táctiles que les desagradas van llenando su vaso, y por la tarde y en casa, ese vaso suele derramar y explotan.
- Sentido Propioceptivo:
Es el sentido de la posición. Informa al cerebro de la ubicación de las distintas partes del cuerpo y de lo que están haciendo.
De esta forma, el cuerpo se adapta continuamente a nuestro entorno sin ser plenamente consciente de ello. Los receptores se sitúan en nuestros músculos, tendones, ligamentos... para sentir la posición de todas las partes de nuestro cuerpo. La propiocepción actúa como un GPS corporal, gracias a ellos recibimos información sobre la posición del cuerpo:
- Detecta la dirección y la velocidad del movimiento.
- Recibe la sensación de contracción y distención de la musculatura.
- Controla la graduación y la fuerza que necesitamos utilizar para cada actividad.
- Este sentido nos permite saber cómo está colocado nuestro cuerpo sin verlo. Nosotros podemos, con los ojos cerrados, poner una posición dada de nuestro cuerpo o saber cómo está colocado nuestro cuerpo.
¿Qué implicaciones tiene este sentido? si no sentimos bien nuestro propio cuerpo y el movimiento que este realiza, nuestro esquema corporal no puede ser bueno, nuestras acciones no son buenas, especialmente si no vemos, porque la vista nos ayuda a complementar la información que no recibimos de nuestro propio cuerpo.
Por ejemplo, para coger una botella de plástico y beber de ella, sabemos exactamente cuánto tenemos que estirar el brazo para cogerla de la mesa y llevarla hasta los labios, así como la fuerza necesaria que tenemos que hacer para no espachurrarla al cogerla. No haremos la misma fuerza si es una botella pequeña que una grande o una de cristal.
Los niños pequeños cuando empiezan a coger los brick de zumos o los yogures en sus primeras experiencias espachurran los botes porque no saben la fuerza que deben emplear. Sin embargo, tras la experiencia aprenden a ajustar su fuerza. Lo extraño sería que a un niño de 7 años le siguiera pasando esto.
Características de los niños con bajo registro propioceptivo:
- Son niños que pueden buscar constantemente la información, no paran quietos, saltan, corren, empujan a los amigos, muerden la ropa, usan demasiada fuerza, y suelen tener problemas para mantener la atención.
- También afecta el control postural, estando sentados se mueven constantemente en la silla. Están mejor apoyados en sillas de su tamaño, con los pies y la espalda bien apoyada, o en el suelo con cojines en la espalda.
- Poseen una pobre conciencia corporal, pueden ser descoordinados, torpes, se golpean, arrastran los pies al caminar, se tumban en el suelo cuando están cansados y pueden tener dificultades en el espacio. Por ejemplo: no se coloca de manera adecuada para ponerse el abrigo porque «no siente bien su cuerpo».
- Otros niños pueden no ser buscadores pero se manifiesta en aspectos como: rechazar actividades motores, se les hace bola la comida, prefieren alimentos blandos, parece vago, necesita mirar para hacer cosas como subir los escalones o encontrar algo en la mochila.
- Sentido Vestibular:
El sistema vestibular es el sentido del movimiento y del equilibrio. El vestíbulo es un órgano sensorial oculto en el oído interno que detecta los movimientos de la cabeza y su posición cuando el cuerpo se mueve.
- Nos permite saber dónde está nuestro cuerpo en el espacio, si somos nosotros los que nos movemos o es nuestro entorno.
- Nos indica la dirección de desplazamiento de nuestro cuerpo y su velocidad. Por tanto, el sistema vestibular permite estabilizar la escena visual durante un movimiento o un desplazamiento de la cabeza o del cuerpo.
- Ordena a los ojos que fijen un objetivo y a los músculos de la columna vertebral que se activen para estabilizar la postura y evitar las caídas. Gracias a su actividad sobre los ojos, conserva una imagen estable en la retina. Esta estabilidad de la mirada es esencial para el equilibrio.
- Además, este sistema permite la orientación anticipada de la mirada. La mirada se dirige en la dirección del desplazamiento antes de que el resto del cuerpo se oriente.
En resumen: nos informa en relación al movimiento y su dirección, el grado de aceleración y desaceleración y cómo estamos posicionados en relación al suelo.
Por ejemplo, si nos tiraos en trineo, en la medida que sentimos que la velocidad aumenta, podemos sacar un pie e ir frenando, pero si no nos damos cuenta de ello no tomamos esa precaución. Por tanto, tendremos más accidentes.
- Reciben mucha información: tienen miedo columpio, a tirarse por el tobogán, a tener los pies en alto, miedo las escaleras, si hay niños corriendo se ponen a salvo, se marean en el coche, no le gusta que le tumben para cambiar el pañal o que le lancen por el aire, les da miedo los movimientos muy exagerados, pueden parecer tozudos.
- Recibe poca información: no tienen miedo a nada, saltan desde cualquier lado, tiene accidentes frecuentemente, corren en vez de andar, nunca tienen suficiente movimiento.
- Este sentido tiene mucha implicación en el aprendizaje, pueden tener dificultades con la escritura, con la organización y orientación espacial, les cuestan hacer puzles, se pierden para hacer una orden de varios pasos, problemas de equilibrio o bilateral (atar los cordones, usar la tijera, montar en bici, tono muscular bajito), juegan a dar vueltas...
https://www.bloghoptoys.es/integracion-neurosensorial-el-libro-blanco/
Pensando en nuestros hijos:
- BIBLIOGRAFÍA:
Os dejamos una idea de un apoyo visual para ayudar al niño a identificar cómo se siente y cómo puede regularse y otras referencias.
En aquellos casos que creáis que vuestro hijo pueda tener un desorden de la integración sensorial, podéis pedir ayuda en algún centro especializado con terapeutas ocupacionales para realizar una Terapia de integración sensorial.
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