miércoles, 15 de junio de 2022

Dificultades de conducta en las rutinas diarias

 1.  Miedos o fobias por un mal procesamiento sensorial: 

Todos tenemos perfiles sensoriales diferentes y nuestro procesamiento sensorial no es igual que el de otra persona, pero eso no nos limita en nuestra vida cotidiana. A los niños con TEA, muchas veces, este procesamiento sensorial alterado les afecta en su vida cotidiana, haciendo que ciertas situaciones “inofensivas” como cortarse el pelo, subir al tobogán, mancharse o ver suciedad, les provoquen tal ansiedad que les sitúa en situaciones de verdadero pánico. 
 
Puede que actúen evitando, gritando, llorando, pataleando, mostrando un fuerte enfado totalmente desajustado con la situación que se plantea. Forzar a un niño, con o sin autismo a enfrentarse directamente al estímulo temido, solo sirve para afianzar y aumentar su fobia y sus reacciones de pánico. 

 

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¿Por qué se dan las fobias?

Es importante determinar por qué el niño se comporta así. Las conductas problema no se dan porque sí, la persona quiere comunicar algo y para ello pone en marcha estrategias que en alguna ocasión le han sido eficaces. Pueden darse por:

1.    Hiperestimulación sensorial: Mi cerebro filtra y trabaja de forma diferente la información que me llega a través de los sentidos. Hay sonidos, texturas, luces, olores, aglomeraciones, etc. que me molestan mucho, incluso pueden darme miedo. Conoce cuáles son y evita exponerme a ello.

2.    Frustración: no siempre logro lo que quiero hacer y ello provoca que me frustre. Mi nivel de tolerancia a la frustración es a veces muy pequeño. Si haces las cosas conmigo o me ayudas a lograrlo, me frustraré mucho menos. Cuanta más autonomía tenga, mi frustración será menor.

3.   Problemas de comunicación: A veces no entiendo o no puedo expresar lo que quiero decir. Habla despacio conmigo, de frente, con palabras sencillas y divide en frases cortas y concretas lo que quieres decirme. Utiliza apoyo visual y entenderé mejor. Interactúa en estrecha proximidad, cara a cara, al mismo nivel de mis ojos.

4.  Acontecimientos inesperadosCuando nos salimos de la rutina o me expongo a situaciones que no tenía previstas, me puedo alterar. La anticipación y el apoyo visual así como un entorno estructurado me ayudan siempre porque me dan seguridad al saber lo que va a ocurrir.

5.   Dificultad para canalizar emociones: Todas las emociones están dentro de mí, pero a veces me cuesta ordenarlas en su contexto adecuado. También puede resultarme complejo entender por qué tú te sientes de cierta manera ya que no estoy dentro de tu cabeza.  Necesito trabajar las emociones y la teoría de la mente.  

6.   Mala interpretación de normas sociales: necesito ayuda para distinguir las conductas adecuadas de las inadecuadas, las normas básicas de relación con los demás, las respuestas adecuadas ante diferentes situaciones (cómo resolver un conflicto con un compañero), desarrollar habilidades sociales como la conversación, estrategias para hacer amigos.

 ¿Cuándo debemos intervenir? Siempre que:

    • Supongan un riesgo físico para el niño o para algún otro familiar.
    • Limiten las rutinas cotidianas y la dinámica familiar.
    • Interfiera en las situaciones de aprendizaje del niño.
    • Generen intenso malestar y angustia.

 ¿Qué NO hacer ante una fobia?:

Forzar la exposición a una fobia generará aún más miedo y ansiedad. Solo sirve para afianzar y aumentar su fobia y sus reacciones de pánico. Las fobias, por muy irracionales que nos parezcan, requieren un trabajo muy planificado y secuenciado que se conoce como programa de desensibilización sistemática.

Quitar importancia: argumentar que no pasa nada o sermonear sobre el problema: las fobias son irracionales y consecuencia de desórdenes sensoriales.

Intentar negociar o razonar en ese momento. Mejor dirígele hacia otras actividades, distráelo con algo que le guste mucho, sacarlo de ese contexto a otro más tranquilo y proporcionarle objeto que le relaje (balanceo, cantarle bajito, abrazo fuerte…).

   Regañar, castigar: Todas las conductas desadaptadas cumplen una función, por lo que regañar no siempre la reemplaza por otra más funcional. A veces, incluso la refuerza, porque muchas veces el niño no sabe que su conducta es negativa y al mismo tiempo no sabe generar comportamientos más adaptados de manera espontánea.  

    Perder el control: todo el mundo puede tener un mal día o mostrar menor tolerancia a la frustración, pero es necesario ser consciente de los propios límites y reconocer cuándo no estamos preparados para afrontar la situación dando paso a nuestra pareja, abuelos u otra persona que pueda llevar a cabo la intervención de manera ajustada. 

¿Qué podemos hacer? 


Observación: Buscar las posibles causas o desencadenantes de ese comportamiento, analizar el por qué realiza el niño esa conducta, qué consigue con ello, (llamar la atención, evitar una situación que le genera malestar porque es muy sensible a…, está experimentando…) nos ayudará a enseñarle conductas alternativas más adecuadas con las cuales podrá conseguir la misma finalidad. 
 
Anticipación: Si ya hemos observado cuándo y por qué se desencadena la conducta, debemos anticiparnos y mostrarle la conducta adecuada o cambiar aquellos aspectos del entorno que sabemos que la desencadenan.

Priorizar objetivos: no podemos abordar todos los cambios a la vez si no que empezaremos por aquellos que consideremos más importantes (si se trata de aprender un hábito) o por aquellas conductas más disruptivas o que resulten más dañinas.

Metas realistas y ajustadas: relativamente fáciles de conseguir adecuando el nivel de exigencia a las características del niño. Empezaremos con objetivos fáciles de conseguir e iremos exigiendo un poco más progresivamente. Muchas veces nuestras expectativas no son ajustadas.

Ensayos sistemáticos: hay que practicar regularmente las estrategias seleccionadas, sin dejar que pase mucho tiempo entre un ensayo y otro, en el caso de una conducta o sistemáticamente todos los días si se trata de un hábito.

Las rutinas: son importantes porque nos ayudan a estructurar las actividades, a secuenciarlas en el tiempo y que poco a poco el niño pueda ir anticipando lo que va a ocurrir. Esto le va a dar pistas para comprender mejor lo que sucede a su alrededor y le proporciona seguridad porque sabe lo que viene a continuación. Posteriormente, iremos introduciendo pequeños cambios.

Las ayudas visuales: a través de fotografías, pictogramas o gestos, les mostraremos la conducta que esperamos de ellos, les anticiparemos lo que va a ocurrir o les ayudaremos a comprender lo que estamos diciendo, ya que como dijimos el primer día tienen dificultades para comprender el lenguaje oral, pero son buenos aprendices visuales. Nuestro objetivo final es la autonomía, por lo tanto, debemos equilibrar las ayudas: si puede hacerlo sólo, sin pistas visuales significa que está en otro nivel de comunicación (ya comprende el lenguaje), esto también o tendremos que tenerlo en cuenta.

Las consecuencias o reforzadores: intentar que los cambios de conducta o esfuerzos realizados reporten siempre algo gratificante para el niño: conseguir algo que desea, el refuerzo social o dejar de hacer algo que no le gusta.

Estrategias:





Las fobias, por muy irracionales que nos parezcan, requieren un trabajo muy planificado y secuenciado que se conoce como programa de desensibilización sistemática. ¿Cómo actuar? 
  • Hay que observar qué está provocando la fobia: miedo a los perros por ejemplo. 
  • Hacer un listado de situaciones relacionadas con el miedo con diferente grado de intensidad:  
- ver perros en la tv, 
- escuchar a un perro ladrar a lo lejos,
- ver un perro al otro lado de la calle
- ver que se acerca un perro,
- tocar el animal.
  • Seleccionar una o dos respuestas que faciliten la relajación: uso de fidgets, canciones… 
  • No pasar a ver un perro de lejos si no ha demostrado ser capaz de verlo en la tv o escucharlo de lejos. 
  • Apoyarnos en claves visuales para anticiparle lo que va a pasar. 
Recursos recomendados: 
  • En el libro de los Niños pequeños con Autismo podéis ver cómo elaborar un programa de desensibilización ante fobias y miedos relacionados con un mal procesamiento sensorial. 
  • Y también los cuentos de JOSÉ aprende de Aprendices Visuales, donde encontraréis en forma de cuento, historias sociales para ir a la peluquería, a un cumpleaños, al parque …

2. Dificultades en el día a día:

 

Sabemos que cuando las conductas que exhiben vuestros hijos son de difícil manejo, producen un gran desgaste emocional en la familia y estos sentimientos guían nuestra forma de actuar y, en ocasiones, hemos observado que las familias se aíslan un poco, reducen las salidas o evitan lugares a los que antes solían ir por el miedo al qué dirán, para no sentirse juzgadas.

Podríamos llegar a entender esta postura, pero, ahora que conocemos el por qué nuestros hijos se comportan así, se trata de cambiar la mirada. No debemos fijarnos en las dificultades si no que, aceptando que el niño tiene dificultades para procesar la información del entorno y dar una respuesta ajustada, busquemos estrategias que les ayuden y minimicen los problemas. Poco a poco, irá aprendiendo a regularse. Si mi respuesta es siempre la misma, acabará aprendiendo cuál es la respuesta que esperamos de él. 
 
  • Vamos a intentar proporcionaros estrategias por medio del análisis de situaciones de la vida cotidiana que nos habéis enviado y que a veces, nos resulta complicado llevar a cabo por las dificultades que a nivel conductual exhiben los niños que tienen un TEA.

Analizamos los casos prácticos que nos habéis enviado e intentamos averiguar qué puede estar produciendo estas conductas y proponemos estrategias para intentar solucionar el conflicto. Luego lo ponemos en común en gran grupo. 










 ES IMPORTANTE:

1. Coherencia entre todos los adultos implicados: Cuando las estrategias a utilizar no están consensuadas corremos el peligro de confundir al niño.

2. Consistencia en su puesta en práctica: si cada día respondemos de manera distinta o exigimos diferente respuesta al niño, en función de nuestro estado de ánimo, el niño será incapaz de saber qué es lo que esperamos de él y lo que estaremos consiguiendo es reforzar conductas que queríamos erradicar.

3. No Perder el control: Todo el mundo puede tener un mal día o mostrar menor tolerancia a la frustración, pero es necesario ser consciente de los propios límites y reconocer cuando no estamos preparados para afrontar la situación dando paso a nuestra pareja, abuelo u otra persona que pueda llevar a cabo la intervención de manera ajustada.

4. Hablar en exceso: ya hemos comentado la dificultad que tienen vuestros hijos para entender el lenguaje, es poco significativo para ellos. Por ello recurriremos a otras ayudas que refuercen el mensaje oral que debe ser corto y claro.

5. Regañar, castigar: Todas las conductas desadaptadas cumplen una función, por lo que regañar no siempre la reemplaza por otra más funcional. A veces, incluso la refuerza porque muchas veces el niño no sabe que su conducta es negativa y al mismo tiempo no sabe generar comportamientos más adaptados de manera espontánea.

6. Dar tiempo: Es importante que les demos tiempo para poder abordar estos retos por sí mismos. Los aprendizajes llevan tiempo y debemos ser pacientes y constantes.

7. Ser firmes. Poner límites: Sabemos que para los padres supone una carga emocional que a veces nos supera, pero debemos aprender a combinar la firmeza con la tranquilidad y la seguridad de hacer lo que hemos decidido hacer en cada circunstancia. 

Os dejamos enlace a documentos que os den ideas de estrategias que podemos poner en marcha para afrontarlas (pinchad en las imágenes).

                             La ducha
                                                   https://goo.gl/mSzwq1                                             

                        
                                         https://goo.gl/v85ncV                                           https://goo.gl/8djh92


                                                Dificultades en el hogar
                                                                 71497896

"CAMBIAMOS LA MIRADA: ACEPTANDO LAS DIFICULTADES DEL NIÑO PARA PROCESAR LA INFORMACIÓN Y DAR UNA RESPUESTA AJUSTADA, BUSCAMOS ESTRATEGIAS QUE LE AYUDEN A  REGULARSE Y AFRONTAR LAS RUTINAS" 
 
 
Cómo cierre a estas seis sesiones dedicadas a aprender qué es el TEA y como podemos ayudar a nuestro hijo para aprenda a comunicarse y jugar, os enlazamos el siguiente vídeo lleno de optimismo y fe en el futuro de los niños con TEA.

  • Si no pudisteis cumplimentar la evaluación a través del mail y queréis dejarnos vuestra opinión aquí, os dejamos el enlace. 


BIBLIOGRAFÍA:

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