sábado, 25 de junio de 2022

Cuando llega el autismo

 Testimonio de Anabel Cornago y Erik

"Yo tampoco sabía nada sobre autismo. Entró sin manual de instrucciones, acompañando a la persona a la que más queremos: nuestro hijo.

Recuerdo sus ojos enormes de bebé, esa mirada que hablaba mostrando la inocencia, la ternura, la indefensión. Qué equivocada estaba pensando un niño ausente, cuando solo me estaba pidiendo “encuéntrame, mamá, vamos a descubrir el mundo juntos”. 

También recuerdo el miedo, esa sensación de imaginar cómo sería el futuro de mi niño cuando no estuviéramos, o el deseo enorme de escuchar su vocecita, de jugar juntos, de reír…

La sospecha del autismo planeaba sobre nosotros en un cóctel de sentimientos que aunaba la incertidumbre, las dudas, la esperanza y los miedos. Cuando tenía dos años y cinco meses, llegó la confirmación: Erik tenía autismo infantil Kanner. Escuchar que tu hijo es autista no es fácil, sin embargo, el diagnóstico a nosotros nos supuso el alivio de saber por fin qué ocurría. Ello desencadenó en mi marido y en mí como una especie de fuerza. Tomamos la decisión de que el autismo no iba a llevarse ni la alegría ni la felicidad de nuestra familia. Y tampoco le iba a robar el futuro a Erik. Deseábamos hacer lo mejor para poder ayudarlo. Como familia íbamos a emprender un nuevo camino: informados, formados, implicados… ganando sonrisas, labrando a diario el futuro. Valientes y vulnerables, sin dejar un solo día de creer en nuestro hijo. Sabiendo desde el respeto cómo dotar de herramientas para que avance querido, valorado, orgulloso de sí mismo.

A ser valiente me lo ha enseñado mi hijo Erik. A valorar lo que es importante también. Son casi 18 años aprendiendo de otras formas de pensar y de concebir la vida. Y es que la diversidad nos enriquece a los seres humanos. Todos diferentes, todos igual de valiosos. Autismo, una palabra que oímos a diario. Millones de historias de esfuerzo y de superación. Debemos comprenderlo para poder apoyar. Evolucionar, volvernos cómplices."

Reflexionamos y compartimos: 

  1. ¿Cómo me sentí cuando me dieron la noticia?¿Cómo estoy ahora?
  2. ¿En quién me apoyo?¿Cuál es mi válvula de escape?
  3. ¿Cómo me cuido yo para poder cuidar mejor?
  4. ¿Cómo veo el futuro? 

FASES QUE ATRAVIESA LA FAMILIA TRAS EL DIAGNÓSTICO DE TEA:

El corto Playa y montaña, realizado por Emilio Aragón para la Fundación Mehuer que se presentó en el marco del acto oficial por el Día Mundial de las Enfermedades Raras nos sirve para ilustrar un camino que muchos padres os habéis visto obligados a recorrer.
Aborda la historia de una joven e ilusionada pareja que, tras imaginar y diseñar el que será su futuro, se encuentra con uno distinto. Tras quedarse embarazada y dar a luz, descubren que su bebé padece una enfermedad rara. Sus planes cambian, pero, tras los primeros obstáculos, descubren que siempre hay motivos para sonreír.


"La vida te lleva por una montaña de obstáculos, cuando tú estás preparado para ir a la playa. El camino con el que te encuentras no es fácil, pero tras ir superando esos momento difíciles descubrirás un mundo maravilloso en el que habrá mucho que aprender y sin él tu vida no habría sido la misma".

"Hay momentos que quedan grabados en la retina, en la memoria. Uno de esos momentos es cuando te llega el diagnóstico de autismo. No todas las familias lo vivimos igual: mientras para unas puede significar un momento de caos, de desastre, de ruina, para otras puede ser un alivio, una explicación a lo que les sucede, algo que explica lo que está pasando y que no lograban entender, dando sentido a situaciones, comportamientos, emociones vividas. 

En todo caso, ese momento permanece y se ancla como un tatuaje en la piel de nuestra vida". (Testimonio de unos padres de la fundación Conectea)
La mayoría de los padres han vivido momentos iniciales de miedo, confusión, rabia y ansiedad. Son los momentos más difíciles en el proceso de adaptación emocional y suelen aparecer las siguientes reacciones:
  • Confusión: muchos padres se sienten confundidos frente a la noticia de la condición de su hijo ya que, el termino autismo todavía produce mucho miedo e incertidumbre.
  • Impotencia: al conocer las características e implicaciones de la condición del autismo. Los padres se siente impotentes al no tener posibilidad de cambiar esa realidad.
  • Ira y rabia: sentimientos que surgen cuando nos tenemos que enfrentar a una situación inesperada y dolorosa. Estad seguros de que la condición de vuestro hijo no tiene nada que ver con lo que hayáis hecho o dejado de hacer como padres. No existen culpables.
  • Pérdida de control: al  principio los padres se sienten perdidos, no saben qué hacer o a quién acudir. Sin embargo, los padres debéis tener el control y decidir qué hacer de aquí en adelante.
No existen fórmulas mágicas para hacer frente a esta situación pero, está demostrado que la comprensión y aceptación de los propios sentimientos es el primer paso para adaptarse a la nueva situación. 

Tal y como se recoge en el libro "Un niño con autismo en mi familia" del Ministerio de Asuntos Sociales y la Universidad de Salamanca (que ya os recomendamos en la bibliografía de la sesión anterior), tener un hijo con trastorno del espectro autista es un desafío que debéis afrontar como familia buscando apoyo y aprovechando vuestras fortalezas.

¿Qué podría ser útil en este momento?
  • Hablar de lo que os sucede: hablar os hará sentiros escuchados y acompañados, os ayudará a estar seguros de que los demás entienden por qué actuáis de determinada manera.
  • Cuidar vuestra salud y bienestar: en situaciones de tensión y estrés el cuidado de vuestra salud os hará sentiros más fuertes para afrontar situaciones complejas.
  • Tener actitudes positivas: incluso ante momentos difíciles y dolorosos, tener una actitud positiva ilumina las soluciones de los problemas y provee de esperanza y confianza cuando más se necesita.
  • Buscar apoyo social: apoyo en las personas que nos rodean: familiares cercanos que nos escuchen, los abuelos que nos apoyan en el cuidado de nuestro hijo, otros padres que compartan sus propias experiencias con su hijo autista, un "canguro" que nos permita tener espacio para nosotros como pareja, el apoyo de un psicólogo ante momentos difíciles, alguien que nos ayude con las tareas de la casa evitando sobrecargas personales...
  • Buscar servicios y recursos: existen instituciones y profesionales dispuestos a ayudar. Debéis conocer cuanto antes los servicios que están disponibles para vuestro hijo y para vosotros.
  • Ser pacientes: la paciencia empieza con vuestras propias emociones, los sentimientos iniciales no desaparecen de la noche a la mañana, daros tiempo y podréis empezar a sentiros mejor. Intentad ser paciente con vuestro hijo, con sus logros,  con sus aprendizajes y sus dificultades.
  • Asociarse: estar unido a otras familias es una experiencia enriquecedora y una futne de apoyo social y emocional muy importante. No os aisléis, la búsqueda coordinada de ayuda a todos los niveles será un apoyo importante para el futuro.

¿QUÉ NOS DEPARA EL FUTURO? 


Agradecemos a Patricia que viniera a contarnos la trayectoria vital de su familia y transmitiera a los papás confianza en el futuro porque como tú dijiste "al igual que nosotros y Marcos lo estamos consiguiendo, ellos también pueden lograrlo".

"Os esperan multitud de retos y experiencias. Sabemos que con el apoyo social y la utilización de los recursos disponibles para vosotros y vuestros hijos, el proceso puede resultar más fácil. ¡Ánimo, podéis lograrlo!
Puede que ahora os parezca que la vida ya no será igual a como era antes. En parte tenéis razón, pero de aquí en adelante, será un futuro hermoso lleno de aprendizaje, constancia, paciencia y gratificación".
(Un niño con autismo en mi familia).

miércoles, 15 de junio de 2022

Dificultades de conducta en las rutinas diarias

 1.  Miedos o fobias por un mal procesamiento sensorial: 

Todos tenemos perfiles sensoriales diferentes y nuestro procesamiento sensorial no es igual que el de otra persona, pero eso no nos limita en nuestra vida cotidiana. A los niños con TEA, muchas veces, este procesamiento sensorial alterado les afecta en su vida cotidiana, haciendo que ciertas situaciones “inofensivas” como cortarse el pelo, subir al tobogán, mancharse o ver suciedad, les provoquen tal ansiedad que les sitúa en situaciones de verdadero pánico. 
 
Puede que actúen evitando, gritando, llorando, pataleando, mostrando un fuerte enfado totalmente desajustado con la situación que se plantea. Forzar a un niño, con o sin autismo a enfrentarse directamente al estímulo temido, solo sirve para afianzar y aumentar su fobia y sus reacciones de pánico. 

 

https://1specialplace.com/
¿Por qué se dan las fobias?

Es importante determinar por qué el niño se comporta así. Las conductas problema no se dan porque sí, la persona quiere comunicar algo y para ello pone en marcha estrategias que en alguna ocasión le han sido eficaces. Pueden darse por:

1.    Hiperestimulación sensorial: Mi cerebro filtra y trabaja de forma diferente la información que me llega a través de los sentidos. Hay sonidos, texturas, luces, olores, aglomeraciones, etc. que me molestan mucho, incluso pueden darme miedo. Conoce cuáles son y evita exponerme a ello.

2.    Frustración: no siempre logro lo que quiero hacer y ello provoca que me frustre. Mi nivel de tolerancia a la frustración es a veces muy pequeño. Si haces las cosas conmigo o me ayudas a lograrlo, me frustraré mucho menos. Cuanta más autonomía tenga, mi frustración será menor.

3.   Problemas de comunicación: A veces no entiendo o no puedo expresar lo que quiero decir. Habla despacio conmigo, de frente, con palabras sencillas y divide en frases cortas y concretas lo que quieres decirme. Utiliza apoyo visual y entenderé mejor. Interactúa en estrecha proximidad, cara a cara, al mismo nivel de mis ojos.

4.  Acontecimientos inesperadosCuando nos salimos de la rutina o me expongo a situaciones que no tenía previstas, me puedo alterar. La anticipación y el apoyo visual así como un entorno estructurado me ayudan siempre porque me dan seguridad al saber lo que va a ocurrir.

5.   Dificultad para canalizar emociones: Todas las emociones están dentro de mí, pero a veces me cuesta ordenarlas en su contexto adecuado. También puede resultarme complejo entender por qué tú te sientes de cierta manera ya que no estoy dentro de tu cabeza.  Necesito trabajar las emociones y la teoría de la mente.  

6.   Mala interpretación de normas sociales: necesito ayuda para distinguir las conductas adecuadas de las inadecuadas, las normas básicas de relación con los demás, las respuestas adecuadas ante diferentes situaciones (cómo resolver un conflicto con un compañero), desarrollar habilidades sociales como la conversación, estrategias para hacer amigos.

 ¿Cuándo debemos intervenir? Siempre que:

    • Supongan un riesgo físico para el niño o para algún otro familiar.
    • Limiten las rutinas cotidianas y la dinámica familiar.
    • Interfiera en las situaciones de aprendizaje del niño.
    • Generen intenso malestar y angustia.

 ¿Qué NO hacer ante una fobia?:

Forzar la exposición a una fobia generará aún más miedo y ansiedad. Solo sirve para afianzar y aumentar su fobia y sus reacciones de pánico. Las fobias, por muy irracionales que nos parezcan, requieren un trabajo muy planificado y secuenciado que se conoce como programa de desensibilización sistemática.

Quitar importancia: argumentar que no pasa nada o sermonear sobre el problema: las fobias son irracionales y consecuencia de desórdenes sensoriales.

Intentar negociar o razonar en ese momento. Mejor dirígele hacia otras actividades, distráelo con algo que le guste mucho, sacarlo de ese contexto a otro más tranquilo y proporcionarle objeto que le relaje (balanceo, cantarle bajito, abrazo fuerte…).

   Regañar, castigar: Todas las conductas desadaptadas cumplen una función, por lo que regañar no siempre la reemplaza por otra más funcional. A veces, incluso la refuerza, porque muchas veces el niño no sabe que su conducta es negativa y al mismo tiempo no sabe generar comportamientos más adaptados de manera espontánea.  

    Perder el control: todo el mundo puede tener un mal día o mostrar menor tolerancia a la frustración, pero es necesario ser consciente de los propios límites y reconocer cuándo no estamos preparados para afrontar la situación dando paso a nuestra pareja, abuelos u otra persona que pueda llevar a cabo la intervención de manera ajustada. 

¿Qué podemos hacer? 


Observación: Buscar las posibles causas o desencadenantes de ese comportamiento, analizar el por qué realiza el niño esa conducta, qué consigue con ello, (llamar la atención, evitar una situación que le genera malestar porque es muy sensible a…, está experimentando…) nos ayudará a enseñarle conductas alternativas más adecuadas con las cuales podrá conseguir la misma finalidad. 
 
Anticipación: Si ya hemos observado cuándo y por qué se desencadena la conducta, debemos anticiparnos y mostrarle la conducta adecuada o cambiar aquellos aspectos del entorno que sabemos que la desencadenan.

Priorizar objetivos: no podemos abordar todos los cambios a la vez si no que empezaremos por aquellos que consideremos más importantes (si se trata de aprender un hábito) o por aquellas conductas más disruptivas o que resulten más dañinas.

Metas realistas y ajustadas: relativamente fáciles de conseguir adecuando el nivel de exigencia a las características del niño. Empezaremos con objetivos fáciles de conseguir e iremos exigiendo un poco más progresivamente. Muchas veces nuestras expectativas no son ajustadas.

Ensayos sistemáticos: hay que practicar regularmente las estrategias seleccionadas, sin dejar que pase mucho tiempo entre un ensayo y otro, en el caso de una conducta o sistemáticamente todos los días si se trata de un hábito.

Las rutinas: son importantes porque nos ayudan a estructurar las actividades, a secuenciarlas en el tiempo y que poco a poco el niño pueda ir anticipando lo que va a ocurrir. Esto le va a dar pistas para comprender mejor lo que sucede a su alrededor y le proporciona seguridad porque sabe lo que viene a continuación. Posteriormente, iremos introduciendo pequeños cambios.

Las ayudas visuales: a través de fotografías, pictogramas o gestos, les mostraremos la conducta que esperamos de ellos, les anticiparemos lo que va a ocurrir o les ayudaremos a comprender lo que estamos diciendo, ya que como dijimos el primer día tienen dificultades para comprender el lenguaje oral, pero son buenos aprendices visuales. Nuestro objetivo final es la autonomía, por lo tanto, debemos equilibrar las ayudas: si puede hacerlo sólo, sin pistas visuales significa que está en otro nivel de comunicación (ya comprende el lenguaje), esto también o tendremos que tenerlo en cuenta.

Las consecuencias o reforzadores: intentar que los cambios de conducta o esfuerzos realizados reporten siempre algo gratificante para el niño: conseguir algo que desea, el refuerzo social o dejar de hacer algo que no le gusta.

Estrategias:





Las fobias, por muy irracionales que nos parezcan, requieren un trabajo muy planificado y secuenciado que se conoce como programa de desensibilización sistemática. ¿Cómo actuar? 
  • Hay que observar qué está provocando la fobia: miedo a los perros por ejemplo. 
  • Hacer un listado de situaciones relacionadas con el miedo con diferente grado de intensidad:  
- ver perros en la tv, 
- escuchar a un perro ladrar a lo lejos,
- ver un perro al otro lado de la calle
- ver que se acerca un perro,
- tocar el animal.
  • Seleccionar una o dos respuestas que faciliten la relajación: uso de fidgets, canciones… 
  • No pasar a ver un perro de lejos si no ha demostrado ser capaz de verlo en la tv o escucharlo de lejos. 
  • Apoyarnos en claves visuales para anticiparle lo que va a pasar. 
Recursos recomendados: 
  • En el libro de los Niños pequeños con Autismo podéis ver cómo elaborar un programa de desensibilización ante fobias y miedos relacionados con un mal procesamiento sensorial. 
  • Y también los cuentos de JOSÉ aprende de Aprendices Visuales, donde encontraréis en forma de cuento, historias sociales para ir a la peluquería, a un cumpleaños, al parque …

2. Dificultades en el día a día:

 

Sabemos que cuando las conductas que exhiben vuestros hijos son de difícil manejo, producen un gran desgaste emocional en la familia y estos sentimientos guían nuestra forma de actuar y, en ocasiones, hemos observado que las familias se aíslan un poco, reducen las salidas o evitan lugares a los que antes solían ir por el miedo al qué dirán, para no sentirse juzgadas.

Podríamos llegar a entender esta postura, pero, ahora que conocemos el por qué nuestros hijos se comportan así, se trata de cambiar la mirada. No debemos fijarnos en las dificultades si no que, aceptando que el niño tiene dificultades para procesar la información del entorno y dar una respuesta ajustada, busquemos estrategias que les ayuden y minimicen los problemas. Poco a poco, irá aprendiendo a regularse. Si mi respuesta es siempre la misma, acabará aprendiendo cuál es la respuesta que esperamos de él. 
 
  • Vamos a intentar proporcionaros estrategias por medio del análisis de situaciones de la vida cotidiana que nos habéis enviado y que a veces, nos resulta complicado llevar a cabo por las dificultades que a nivel conductual exhiben los niños que tienen un TEA.

Analizamos los casos prácticos que nos habéis enviado e intentamos averiguar qué puede estar produciendo estas conductas y proponemos estrategias para intentar solucionar el conflicto. Luego lo ponemos en común en gran grupo. 










 ES IMPORTANTE:

1. Coherencia entre todos los adultos implicados: Cuando las estrategias a utilizar no están consensuadas corremos el peligro de confundir al niño.

2. Consistencia en su puesta en práctica: si cada día respondemos de manera distinta o exigimos diferente respuesta al niño, en función de nuestro estado de ánimo, el niño será incapaz de saber qué es lo que esperamos de él y lo que estaremos consiguiendo es reforzar conductas que queríamos erradicar.

3. No Perder el control: Todo el mundo puede tener un mal día o mostrar menor tolerancia a la frustración, pero es necesario ser consciente de los propios límites y reconocer cuando no estamos preparados para afrontar la situación dando paso a nuestra pareja, abuelo u otra persona que pueda llevar a cabo la intervención de manera ajustada.

4. Hablar en exceso: ya hemos comentado la dificultad que tienen vuestros hijos para entender el lenguaje, es poco significativo para ellos. Por ello recurriremos a otras ayudas que refuercen el mensaje oral que debe ser corto y claro.

5. Regañar, castigar: Todas las conductas desadaptadas cumplen una función, por lo que regañar no siempre la reemplaza por otra más funcional. A veces, incluso la refuerza porque muchas veces el niño no sabe que su conducta es negativa y al mismo tiempo no sabe generar comportamientos más adaptados de manera espontánea.

6. Dar tiempo: Es importante que les demos tiempo para poder abordar estos retos por sí mismos. Los aprendizajes llevan tiempo y debemos ser pacientes y constantes.

7. Ser firmes. Poner límites: Sabemos que para los padres supone una carga emocional que a veces nos supera, pero debemos aprender a combinar la firmeza con la tranquilidad y la seguridad de hacer lo que hemos decidido hacer en cada circunstancia. 

Os dejamos enlace a documentos que os den ideas de estrategias que podemos poner en marcha para afrontarlas (pinchad en las imágenes).

                             La ducha
                                                   https://goo.gl/mSzwq1                                             

                        
                                         https://goo.gl/v85ncV                                           https://goo.gl/8djh92


                                                Dificultades en el hogar
                                                                 71497896

"CAMBIAMOS LA MIRADA: ACEPTANDO LAS DIFICULTADES DEL NIÑO PARA PROCESAR LA INFORMACIÓN Y DAR UNA RESPUESTA AJUSTADA, BUSCAMOS ESTRATEGIAS QUE LE AYUDEN A  REGULARSE Y AFRONTAR LAS RUTINAS" 
 
 
Cómo cierre a estas seis sesiones dedicadas a aprender qué es el TEA y como podemos ayudar a nuestro hijo para aprenda a comunicarse y jugar, os enlazamos el siguiente vídeo lleno de optimismo y fe en el futuro de los niños con TEA.

  • Si no pudisteis cumplimentar la evaluación a través del mail y queréis dejarnos vuestra opinión aquí, os dejamos el enlace. 


BIBLIOGRAFÍA:

jueves, 9 de junio de 2022

¿Cómo percibe el mundo el niño con TEA?

Recordamos la teoría del iceberg para explicar las comportamientos de muchos niños autistas. En el iceberg hay una parte que vemos, la conducta que a veces no es adaptativa, no es propia para la situación y edad del niño. Este comportamiento que vemos, se sustenta sobre una serie de características o dificultades que tiene el niño relacionadas con la comunicación, la comprensión del entorno, el estado de salud o la sobrecarga sensorial. Por lo tanto, es la consecuencia de un mal proceso de integración sensorial.


VÍDEO: Para empezar a entender este tema, vemos un vídeo que nos va a ayudar a entender cómo se puede sentir un niño cuando su procesamiento sensorial no es el adecuado y los grandes esfuerzos que tiene que realizar para autorregularse. Intentaremos explicar algunos aspectos básicos sobre la integración sensorial que os permitan observar esos comportamientos desde otra perspectiva, que os ayude a comprender un poco el por qué de sus comportamientos, y a partir de ahí prevenir y modificar el ambiente para facilitar el día a día de vuestros hijos adaptándonos a sus características personales y favoreciendo la dinámica familiar.

 

Aunque la integración sensorial es un tema bastante complejo, muy desconocido todavía, sin embargo el procesamiento sensorial es la base de multitud de tareas complejas a las que se enfrenta un niño en su desarrollo.

Como se puede ver en esta imagen, los sistemas sensoriales están en la base de la pirámide y se desarrollan durante el primer año de vida. En el siguiente tramo se desarrollan otros, como la planificación del movimiento (praxias), el equilibrio, el esquema corporal y la integración sensorial. Y sobre esta base se apoyan otras habilidades más complejas como la atención, la motricidad fina o la autonomía.
                     

 

Si el desarrollo de los sentidos y la integración de la información que éstos nos proporcionan no se desarrolla adecuadamente, el resto de habilidades que sustentan sobre ellas podrán verse más o menos afectadas pudiendo llevar a que el niño tenga una conducta desadaptada que se manifieste a la hora de aprender, hacer amigos, elaborar juego, ser autónomos para lavarse las manos, vestirse...

Por lo tanto, los sentidos son la base. Esto es lógico si tenemos en cuenta que nosotros estamos constantemente recibiendo estímulos que vienen de nuestro propio cuerpo (tacto, propioceptivo y vestibular) y del exterior (auditivo, vista, olfato, gusto) y por lo tanto, nuestro cerebro tiene que organizar, priorizar filtrar toda esa información para poder tener una respuesta acorde, una respuesta adaptada a la situación y propia de su edad.

En el caso de los niños con TEA, hay estudios que demuestran que un porcentaje muy alto de ellos presenta desórdenes de la integración sensorial que hace que su comportamiento interfiera de alguna forma en la vida diaria del niño, en su día a día y por lo tanto en la dinámica familiar (por ejemplo en cortarse las uñas o el pelo, ir a supermercado, ir a un lugar con mucha gente, etc.).En otros casos, los niños pueden tener simples preferencias sensoriales, pero no llegar a impactar en su día a día.

  • 1. ¿Qué es la integración sensorial?   
Es el proceso neurobiológico responsable de organizar las sensaciones que uno recibe del cuerpo y del entorno, para poder responder y funcionar adecuadamente en relación a las demandas ambientales (Dra Jean Ayres).

 


Para entender este proceso vamos a analizar dos posibles situaciones:

Situación 1: Estoy en la cocina de casa y registro un estímulo (un roce en mi espalda y escucho unos pasos). Yo lo interpreto (será mi hijo, mi marido, etc.) y doy una respuesta adaptada (me doy la vuelta tranquilamente, le doy un beso, etc.).

Situación 2: Estoy en un callejón, por la noche, sacando dinero de un cajero. Siento el mismo estímulo (un roce en mi espalda y escucho unos pasos). Registro la información que llega de los sentidos y la interpreto (es una situación de peligro.) Luego tengo una respuesta adaptativa: siento miedo, me doy la vuelta bruscamente, empujo, etc.

Si al registrar e interpretar la información, no lo hago adecuadamente puedo tener una respuesta desadaptativa, por ejemplo en la cocina, girarme bruscamente y darle con la sartén, o en callejón, no asustarme. Por lo tanto, es importante tanto la recepción e interpretación del estímulo como el conocimiento de la situación. Ante el mismo estímulo, damos respuesta diferente según la situación.

Las dificultades en la integración sensorial pueden afectar en dos aspectos:
  • En la capacidad para regular el nivel de alerta
  • En el desarrollo de praxis, de respuesta (problemas para planificar un movimiento que se refleja por ejemplo para manejar los cubiertos, atar los cordones, etc.) .

Nivel de alerta:

El nivel de alerta es nuestro estado general de activación, tanto físico como psicológico. El nivel óptimo de alerta es aquel que nos permite afrontar la actividad que estamos realizando de la mejor forma posible. Por ejemplo, conducir por el centro de la ciudad, no requiere la misma activación que leer un libro a nuestro hijo por la noche.


Si estamos muy nerviosos somos incapaces de focalizarnos hacia la información relevante e inhibir los estímulos distractores y, por lo tanto, de aprender.

Si estamos muy cansados o despistados, tenemos el mismo problema., porque nuestro Sistema Nervioso Central necesita cierta cantidad de estimulación tanto activadora como relajante para poder regular nuestro estado de alerta.

La mayoría de personas gestionamos y modulamos los estímulos del día a día para autorregularnos y adaptarnos a las diferentes circunstancias que se nos presentan sintiéndonos bien, tranquilos, atentos, con la capacidad de aprender, es decir, manteniéndonos en un nivel de alerta óptimo, aunque fluctúe durante el día (por la mañana o después de comer estamos en un nivel de alerta inferior que en otros momentos del día).

Nosotros mismos buscamos la forma de autorregularnos con estímulos que nos regulan y que van a depender mucho de nuestro perfil sensorial. Hay gente que para regularse se sentará en el sofá, se tapará con una manta y leerá un libro; otra gente se machacará en el gimnasio, otro se morderá la uñas; otro se dará un paseo o escuchará música…Y posiblemente a pesar de poner en marcha algunas acciones que nos ayuden a regularnos, alguna vez nos salgamos del nivel de alerta óptimo (por ejemplo, gritemos desproporcionadamente ante una situación que no lo merecía o que me quede dormido en una situación que no era del todo adecuada).

El problema se produce cuando un niño está constantemente fuera, bien por encima o por debajo del nivel óptimo. Cuando un niño pasa mucho tiempo por fuera del rango medio, nos puede hacer pensar que algo está pasando, porque no está regulado y eso está interfiriendo en su día a día y no le permite hacer las cosas de la forma que se espera para su edad.
  • Cuando un niño está por debajo del nivel de alerta, realiza las tareas de forma lenta o las deja sin terminar. Por ejemplo a la hora de la comida, el vestido o contestar preguntas, parecería que está siempre en las nubes, que no se entera de lo que pasa a su alrededor. Está cansado, despistado y desconectado.
  • Cuando el nivel de alerta está alto, el niño está excitado: coge, trepa, habla, toca, gira, hace ruiditos...Es decir, no para, se muestra nervioso y se irrita por cualquier cosa.
Un niño que está en el nivel de alerta óptimo, es un niño tranquilo, atento, con los ojos abiertos y centrado.


2. ¿Cómo recibimos la información? 

La información nos llega a través de los sentidos. Nos centraremos en los sentidos más desconocidos, pero que a su vez desempeñan un rol fundamental en la regulación, ya que según se integre la información, el niño se podrá regular o no hacerlo, saliendo de la zona óptima de alerta.

    • Sentido del tacto:  
Es el órgano más grande del cuerpo, es decir, recibimos la información por todo el cuerpo, no podemos evitar tocar o que nos toquen, no podemos dejara de sentir.

Estas características no deberían ser un problema, excepto si los niños no regulan bien la información táctil y la registran con demasiada intensidad o con muy poca, porque en función de eso dan una respuesta que posiblemente no sea la esperada. Por ejemplo:
  • Si el niño recibe mucha información: es como si al darle un masaje con una pelota con pinchos, lo registrara como si los pinchos fueran alfileres.
  • Si el niño recibe demasiada poca información: es como escribir con guantes de nieve, si no tengo tacto, no siento el lápiz y por lo tanto es muy difícil.
Este sentido está íntimamente relacionado con:
  • El desarrollo socio-emocional: en nuestra sociedad abrazarnos y tocarnos forma parte de las relaciones. Si me molesta que me toquen, esto afectará a mi desarrollo social y emocional.
  • Habilidad y desarrollo del esquema corporal.
  • Habilidades orales, oro-motoras, motrices y manuales.
  • Protección de los estímulos dañino. La sensación de dolor se siente por medio de este sentido.
  • Planificación motora: pasos a ejecutar para abordar una tarea.

Características de los niños con hipo o hipersensibilidad táctil: 

  • Niños con poco registro (hipo): Suelen buscar sensaciones, por lo tanto suelen ser muy tocones, al jugar con témpera u otras texturas no le alcanzan las manos y se extiende por todo su cuerpo, chupa de todo, juegan a empujar, etc..
  • Niños con mucho registro (hiper): no les gusta que le echen crema, lavarse los dientes, peinarse, ducharse y que le caiga el agua por la cabeza, les molestan las etiquetas de la ropa, los calcetines, la ropa apretada, pudiéndose distraen fácilmente. Además suelen evitar estar en lugares con gente muy cerca pudiendo empujar a otros niños, suelen preferir tocar a que le toquen de repente...
A veces en la escuela están tranquilos, pero en casa están irritables porque las sensaciones táctiles que les desagradas van llenando su vaso, y por la tarde y en casa, ese vaso suele derramar y explotan.
  
    • Sentido Propioceptivo:

Es el sentido de la posición. Informa al cerebro de la ubicación de las distintas partes del cuerpo y de lo que están haciendo.
 
De esta forma, el cuerpo se adapta continuamente a nuestro entorno sin ser plenamente consciente de ello. Los receptores se sitúan en nuestros músculos, tendones, ligamentos... para sentir la posición de todas las partes de nuestro cuerpo. La propiocepción actúa como un GPS corporal, gracias a ellos recibimos información sobre la posición del cuerpo:
  • Detecta la dirección y la velocidad del movimiento.
  • Recibe la sensación de contracción y distención de la musculatura.
  • Controla la graduación y la fuerza que necesitamos utilizar para cada actividad.
  • Este sentido nos permite saber cómo está colocado nuestro cuerpo sin verlo. Nosotros podemos, con los ojos cerrados, poner una posición dada de nuestro cuerpo o saber cómo está colocado nuestro cuerpo.

¿Qué implicaciones tiene este sentido? si no sentimos bien nuestro propio cuerpo y el movimiento que este realiza, nuestro esquema corporal no puede ser bueno, nuestras acciones no son buenas, especialmente si no vemos, porque la vista nos ayuda a complementar la información que no recibimos de nuestro propio cuerpo.

Por ejemplo, para coger una botella de plástico y beber de ella, sabemos exactamente cuánto tenemos que estirar el brazo para cogerla de la mesa y llevarla hasta los labios, así como la fuerza necesaria que tenemos que hacer para no espachurrarla al cogerla. No haremos la misma fuerza si es una botella pequeña que una grande o una de cristal.

Los niños pequeños cuando empiezan a coger los brick de zumos o los yogures en sus primeras experiencias espachurran los botes porque no saben la fuerza que deben emplear. Sin embargo, tras la experiencia aprenden a ajustar su fuerza. Lo extraño sería que a un niño de 7 años le siguiera pasando esto.

Características de los niños con bajo registro propioceptivo:
  • Son niños que pueden buscar constantemente la información, no paran quietos, saltan, corren, empujan a los amigos, muerden la ropa, usan demasiada fuerza, y suelen tener problemas para mantener la atención.
  • También afecta el control postural, estando sentados se mueven constantemente en la silla. Están mejor apoyados en sillas de su tamaño, con los pies y la espalda bien apoyada, o en el suelo con cojines en la espalda.
  • Poseen una pobre conciencia corporal, pueden ser descoordinados, torpes, se golpean, arrastran los pies al caminar, se tumban en el suelo cuando están cansados y pueden tener dificultades en el espacio. Por ejemplo: no se coloca de manera adecuada para ponerse el abrigo porque «no siente bien su cuerpo».
  • Otros niños pueden no ser buscadores pero se manifiesta en aspectos como: rechazar actividades motores, se les hace bola la comida, prefieren alimentos blandos, parece vago, necesita mirar para hacer cosas como subir los escalones o encontrar algo en la mochila.

    • Sentido Vestibular: 

El sistema vestibular es el sentido del movimiento y del equilibrio. El vestíbulo es un órgano sensorial oculto en el oído interno que detecta los movimientos de la cabeza y su posición cuando el cuerpo se mueve.
  • Nos permite saber dónde está nuestro cuerpo en el espacio, si somos nosotros los que nos movemos o es nuestro entorno.
  • Nos indica la dirección de desplazamiento de nuestro cuerpo y su velocidad. Por tanto, el sistema vestibular permite estabilizar la escena visual durante un movimiento o un desplazamiento de la cabeza o del cuerpo.
  • Ordena a los ojos que fijen un objetivo y a los músculos de la columna vertebral que se activen para estabilizar la postura y evitar las caídas. Gracias a su actividad sobre los ojos, conserva una imagen estable en la retina. Esta estabilidad de la mirada es esencial para el equilibrio.
  • Además, este sistema permite la orientación anticipada de la mirada. La mirada se dirige en la dirección del desplazamiento antes de que el resto del cuerpo se oriente.
En resumen: nos informa en relación al movimiento y su dirección, el grado de aceleración y desaceleración y cómo estamos posicionados en relación al suelo.

Por ejemplo, si nos tiraos en trineo, en la medida que sentimos que la velocidad aumenta, podemos sacar un pie e ir frenando, pero si no nos damos cuenta de ello no tomamos esa precaución. Por tanto, tendremos más accidentes.

Que le pasa a los niños si:
  • Reciben mucha información: tienen miedo columpio, a tirarse por el tobogán, a tener los pies en alto, miedo las escaleras, si hay niños corriendo se ponen a salvo, se marean en el coche, no le gusta que le tumben para cambiar el pañal o que le lancen por el aire, les da miedo los movimientos muy exagerados, pueden parecer tozudos.
  • Recibe poca información: no tienen miedo a nada, saltan desde cualquier lado, tiene accidentes frecuentemente, corren en vez de andar, nunca tienen suficiente movimiento.
  • Este sentido tiene mucha implicación en el aprendizaje, pueden tener dificultades con la escritura, con la organización y orientación espacial, les cuestan hacer puzles, se pierden para hacer una orden de varios pasos, problemas de equilibrio o bilateral (atar los cordones, usar la tijera, montar en bici, tono muscular bajito), juegan a dar vueltas...

Vemos para terminar, un vídeo en el que se recogen varios signos de advertencia temprana del trastorno del procesamiento sensorial SPD.



¿Qué podemos hacer para ayudarles a regularse? 
  







                     https://www.bloghoptoys.es/integracion-neurosensorial-el-libro-blanco/


Pensando en nuestros hijos: 


  • BIBLIOGRAFÍA:

Os dejamos una idea de un apoyo visual para ayudar al niño a identificar cómo se siente y cómo puede regularse y otras referencias.

Técnica del abanico

Nivel de alerta, qué es y cómo podemos gestionarlo 

La integración sensorial: el libro blanco 

En aquellos casos que creáis que vuestro hijo pueda tener un desorden de la integración sensorial, podéis pedir ayuda en algún centro especializado con terapeutas ocupacionales para realizar una Terapia de integración sensorial.